
o me he preocupado por fomentar las reglas de convivencia en mi edificio, así que no conozco a mis vecinos. El sentimiento es mutuo: lo que yo imagino de ellos, ellos deben imaginarlo por triplicado y con detalles sórdidos derivados de la hora en la que apago las luces, mis visitas, las costumbres para tirar la basura y los sonidos expelidos en un radio de cuatro metros cuadrados.
En tales circunstancias, una noche mientras tomaba una siesta, escuché unos ruidos extraños del piso de arriba. En la duermevela, donde todo es más intenso porque se mezcla con la ficción anticipada, me pareció que se trataba de una mascota con unos grilletes en las patas: la criatura saltaba de un lado a otro, y recorría la extensión total del departamento en segundos.
En lugar de miedo, sentí curiosidad. No sé quiénes habitan el departamento de arriba, y nunca me he molestado por averiguarlo. Luego entonces: tuve que hacer un ejercicio mental para imaginarme qué clase de pelafustanes tendrían una mascota de esas proporciones y conducta en un departamento tan pequeño, y por qué la dejarían andar libremente en lugar de meterla en una jaula, suministrale un fármaco psicótropo o darle un tiro a una distancia considerable.
En medio de la ensoñación apareció un ente indeseable: Enrique Peña Nieto, el atlacomulquense de peinado caricaturesco cuyo asesor le recomendó, según lo que establecen los chismes más calientes, deshacerse de su esposa y casarse con una estrella de televisión (porque ya se sabe que todo mundo quisiera tener a la Gaviota como primera dama). No recuerdo la función de su aparición en el sueño, ni si tenía frases jocosas en él, pero ahí estaba: sentado en primera fila en un evento de Televisa en el Zócalo de Toluca, escuchando a sus niñas cantarle una canción horrible.
Luego supe que eso tampoco había sido un sueño. De pronto, la bestezuela volvió a la carga: corrió como si la hubiera embarazado un demonio, de aquí para allá. Entonces sí sentí miedo, porque lo desconocido es campo fértil para la imaginación –y la imaginación casi siempre tiende a transitar por el terreno del horror, sobre todo si una ha alimentado esa imaginación con películas de zombies y música satánica de los 15 a los 17 años.
En ese momento, como si en el 2012 tuviéramos que aceptar que el señorito Neutrón se convirtiera en nuestro presidente, tuve ideas desgarradoras: la convivencia con el enemigo en un lugar donde usualmente deberíamos sentirnos protegidos… es casi un hecho. Aceptar de pronto que, si la funesta circunstancia toma lugar, seremos un país de caricatura también: con un presidente cuyas simpatizantes cuelgan sus pósters de campaña como si fueran de actores y cantantes; un país cuya representación femenina recaería en una tipa que anuncia cremas para piel reseca en la tele, y cuyo porcentaje de credibilidad se quedaría en ceros –como siempre–.
Y entonces lo supe: la mascota de mis vecinos no era una alimaña común y corriente. Era, sencillamente, un dinosaurio cachorro esperando a convertirse en una bestia voraz.
8 comentarios:
Hola ¡Vives en un edificio!! yo ni idea pero se ha de oír todo de todo en los dos bandos, No quiero imaginarme cuando el tiranosaurio crezca.
Saludos,
Jaja fantástica fantasía, me hizo reir mucho esta aventura lisérgica-prehistórica.
es el mejor texto que he leido en esta semana (bueno, los ultimos 6 dias)... postulate para president... vergas, es con e o a al final cuando es mujer?... bueno, para la silla presidencial :P... a huevo que recibes mas votos que cualquier posible candidato en el 2012 ;)
Es increíble, contigo siento que después de leer algunos de tus textos se me esconden las palabras. No quiero buscar los mismos halagos de siempre, me cagan los clichés y tampoco me agradaría dejar sólo comentarios banales. Pero sigo sin las palabras adecuadas. ¿"Excelente"? Nah, se queda corto. Mejor, la próxima vez que nos veamos te pido un autógrafo. Más allá de las bromas, ¿se puede?
a=mi=no=me=odies=nunca=te=he=contratado=
(aunque=-tampoco=te=pagaria=si=lo=
hiciera)=ademas=tambien=soy=geminis=
el=mundo=no=nos=merece
Mamacita, eres una bocanada de aire fresco.
Llegué aquí por Betteo, otro chingón.
¡Un gran gran abrazo porteño!
Celeste
Lo anónimo de los edificios como de las ciudades esta fundado en esa renuncia conciente del Yo.
Aparte: me encantó tu blog y cómo te describís en tu perfil me causó mucha risa y admiración.
abrazos desde acá.
"corrió como si la hubiera embarazado un demonio"
Como Chingaos Es Eso?!
En fin, luego suelo dormir con la tele prendida y suelo pendejadas y media, asi como tu, pero menos politico y con más zombies y black metal satanico.
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